viernes, 2 de mayo de 2014

El héroe discreto




Este mes, en el Club de Lectura 2.0, hemos leído "El hombre discreto", una novela de Vargas Llosa. Como sigo viviendo en un erial laboral, he vuelto a dejar la reseña para última hora, sin acordarme que ese día el Atleti jugaba la semifinal de la copa de Europa, Os lo podéis imaginar, termina el partido, la adrenalina por las nubes y Don Mario esperando a que un humilde servidor le haga la crítica de su libro. Imposible, como dijo Pascal "El corazón tiene razones que la razón no entiende" y todo lo relacionado con el Atleti me lleva al caos más absoluto. Espero que mis queridos compañeros del club me perdonen este mes el retraso.

Pero vamos al lío, el que me conozca sabe que yo soy yo y mis prejuicios, y si un escritor me da repelús en este mundo es Vargas Llosa, y digo mal al decir un escritor sin más, porque me refiero a la persona y no a su obra, que es algo bien diferente, pero una cosa lleva a la otra y, aunque yo no soy de esos que mezclaría ambas cosas, mi subconsciente me debe llevar a elegir lecturas que no son las suyas. Y hago mal, porque "El héroe discreto", sin ser una obra maestra, me ha recordado lo gran escritor que es Vargas Llosa, y es que esta novela en cierto modo ligera, melodramática y llena de humor, es alta literatura.

Según la editorial "El héroe discreto narra la historia paralela de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto." Vargas Llosa se las apaña bien para irnos contando de manera alterna ambas historias hasta que llegan a confluir, si es que no lo habían hecho antes debido a los claros paralelismos que hay en las mismas. 

"El hombre discreto" nos habla de personas rectas que en su rectitud no buscan más que en hacer justicia, principalmente a su propia dignidad, luchando a cara descubierta contra fuerzas que a priori parecen superiores, cuando lo más fácil hubiera sido ceder a las mismas. Pero no es el caso, porque esta novela habla de cómo es mejor arriesgar la propia vida cuando la alternativa es vivir una vida indigna, de cómo el honor puede ser mas poderoso que el miedo: "Se sentía desconcertado e indeciso, pero al menos seguro de una cosa: por ninguna razón y en ningún caso daría un centavo a esos bandidos".

En las historias que van tejiendo la novela nos encontramos con hombres hechos a si mismos a los que la edad ha dado un punto de clarividencia y sabiduría, de inmediato sabemos que ellos son la parte ejemplar de la novela, o no tanto porque su ejemplaridad no está exenta de vicios, caprichos y pecados. Frente a ellos tenemos a sus hijos, que son zafios y mezquinos, criaturas retorcidas que no han podido estar a la altura de lo que son sus padres. Y completan la trama personajes femeninos variopintos como la vidente, la mujer que consiente una infidelidad como pago a una traición del pasado, la amante traicionera, la cazafortunas que parece no serlo. Son personajes secundarios que dan sentido al argumento y que hacen a los protagonistas seres epicúreos de carne y hueso.

Vargas Llosa aprovecha este libro para hablarnos en paralelo del resurgir económico del Perú y de su modernización, tal vez con un punto de orgullo, todo ello sin renunciar a un lenguaje rico y lleno de localismos y modismos del léxico peruano, algo que a mí particularmente me encanta aunque sé que a algún miembro del club se le hace algo de bola; es parte del encanto del libro, además de una trama intrigante que va atrapando poco a poco al lector. Por eso lo recomiendo a todos aquellos que quieran disfrutar de su sencillez magistral, de sus diálogos perfectos, de su humanidad desnuda, pero sobre todo de su humor y su sentido de la ironía.

Como siempre, encontraréis en sus blogs las reseñas de DesgraciaítoCarmenLivia Bichejo, corred a leerlas.