domingo, 1 de febrero de 2015

Entre limones




Entre limones

Este mes, los renovados miembros del Club de Lectura 2.0, hemos estrenado el año leyendo “Entre limones”, de Chris Stewart, a propuesta de Bichejo. Una vez más, Bichejo haciendo gala de su generosidad para con nosotros, sus queridos compañeros de club, nos ha colado un libro que tenía que leerse por no sé qué compromiso, y ya sabemos que, tal vez por eso de que las penas compartidas son menos penas, nos utiliza para quitarse los marrones de encima sin pensar mucho en cuanto nos puede herir. Admito que según nuestro sistema de elección de libros está en su derecho y, al menos esta vez, aliviado proclamo: “podría haber sido peor”.

Porque con nuestros antecedentes, y sabiendo que damos un premio limón al peor libro del año (aprovecho el post para recordar que soy vigente ganador), leernos algo llamado entre limones es como tentar al diablo, pero no, porque sin ser nada del otro mundo, tampoco que nadie se haga ilusiones falsas, ya firmo ahora mismo que la obra de Chris Stewart sea lo peor que leamos este año. Tampoco se puede empezar siempre con un libro tan maravilloso como “El cero y el infinito”, es más, casi es mejor no elevar tanto el listón para ir calentando según las hojas vayan cayendo del calendario.

La editorial Almuzara, que publica el libro en España, nos dice de él lo siguiente: “Entre limones es una de esas cosas raras y maravillosas: un libro divertido e intuitivo que encanta desde la primera página a la última…y es que alguien que, sin tener ni idea y sin pensárselo dos veces, se mete a reconstruir y llevar un cortijo en un rincón perdido de una sierra de España, claramente no puede estar haciendo nada malo, todo lo contrario, puede ser que por esa razón haya logrado vender un millón de libros y se haya traducido a quince idiomas. ”

Dada la temática del libro es sorprendente que haya sido tan vendido y tan traducido, dado el contenido es sorprendente que sea tan alabado y recomendado, esto último no quiere decir que sea un petardo de libro, porque no lo es, pero sí que es verdad que no pasa de ser un libro amable, escrito con cierto sentido del humor y con muy poca sustancia. De hecho, admito que yo lo he disfrutado más por proximidad geográfica de lo que lo habría hecho si el bueno de Chris, en lugar de haberse comprado un cortijo en las Alpujarras, se hubiese comprado un casería en Vizcaya.

Porque es importante poder ponerse en situación de lo que representa que una pareja inglesa caiga en mitad de la Andalucía profunda, y yo creo que, precisamente eso, no queda bien reflejado en el libro, tal vez porque los ingleses son gente muy educada o tal vez por no ponerse a malas con sus vecinos alpujarreños, que, seguro, son de armas tomar. Yo, que conozco bien algunas serranías de Jaén y Granada, que tengo primos capaces de matar a un gorrino a bocados, creo llegar bien al fondo del libro, pero si no has escuchado hablar en el bar del pueblo de “los ingleses” a los paisanos cuando se toman un café y un coñac antes de ir a recoger aceituna, posiblemente este libro no te diga nada.

Yo sí he podido disfrutarlo porque en mi pueblo llegaron los ingleses hace años, disfrutando de unas condiciones de vida que ni en sus sueños más optimistas se podrían haber permitido pagando en libras, porque conozco pastores de piel curtida cuya vida transcurre de lunes a domingo pastoreando cabras y ovejas, porque sé que los paisanos piensan que los guiris son idiotas y que donde quieran y como quieran les pueden dar gato por liebre, porque me consta que los ingleses aplican esa máxima de ande yo caliente ríase la gente, pero sobre todo porque he escuchado el sonido de los arroyos, los cencerros por el monte y los jilgueros revolotear en los frutales, y todo eso está en el libro. Mis compañeros me dirán que todo eso lo pongo yo y no el libro, y es verdad, pero por lo menos me ha hecho disfrutar algo de lo que hubiera sido una insípida lectura.

Como siempre, encontraréis otras opiniones en las reseñas de Desgraciaíto, Carmen, Livia y Bichejo, y me temo que esta vez sea yo el más optimista porque creo haber escuchado que alguien ha tenido la tentación de tirar el libro por la ventana.

5 comentarios:

El niño desgraciaíto dijo...

Veo que sí, que pones más de lo que hay y este libro ha sido una especie de memento de tus paseos y recuerdos. Entiendo que así lo recuerdes con más amabilidad que nosotros, pero no es un libro bien escrito ni la historia cala.

B dijo...

Hace el negocio del siglo, va a vivir mejor que en libras, y encima vende un millón de ejemplares. Acabo de descubrir un montón de vídeos en Youtube de este señor. A ver qué cuenta...

Carmen J. dijo...

A mí me gusta mucho el campo, pero no pierdo la personalidad cuando voy, ni me transformo en rústica por comerme un par de chorizos asados a la brasa. Este tipo no deja de ser inglés ni cinco minutos, por mucho que quiera. ya lo dice el refrán, que aunque la mona se vista de seda...

Carmen J. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carmen J. dijo...

Que me había salido repetido el comentario anterior... Sorry